
San Valentín y el Día del Amor y la Amistad
Introducción
San Valentín, celebrado el 14 de febrero, es una fiesta que tiene sus raíces en antiguas tradiciones y leyendas, como la de San Valentín de Terni, el obispo del siglo III que desafió al emperador Claudio II celebrando matrimonios secretos para jóvenes enamorados. Es un momento perfecto para celebrar San Valentín y el Día del Amor y la Amistad.
Hoy en día, esta fecha se ha convertido en un fenómeno global, a menudo asociado al consumismo. Pero más allá de los regalos y gestos románticos, San Valentín también nos da la oportunidad de reflexionar sobre el significado profundo del amor.
San Valentín y el capitalismo
San Valentín se ha convertido en una ocasión comercial, un momento para expresar afecto a través de regalos, flores y cenas románticas. Sin embargo, más allá de su dimensión consumista, esta fiesta puede ser una oportunidad para reflexionar sobre el verdadero significado del amor.
En este artículo, que he titulado: San Valentín y el Día del Amor y la Amistad, vamos a explorar el amor a través de los tres registros de la experiencia humana según Jacques Lacan: imaginario, simbólico y real.
1. El Amor Imaginario: El Reflejo del Narcisismo
Según Freud, el amor imaginario está relacionado con la proyección de nuestros deseos y necesidades narcisistas en el otro. En esta dimensión, no amamos al otro por lo que es, sino por lo que representa para nosotras: un reflejo de nuestras expectativas y fantasías.
Este tipo de amor suele estar caracterizado por ilusiones e idealizaciones, lo que puede llevar a decepciones cuando el otro resulta ser diferente de como lo habíamos imaginado.
En este artículo San Valentín y el Día del Amor y la Amistad, pensemos en quien busca una pareja «perfecta», basada en estándares irreales. Cuando la realidad no coincide con el ideal, la relación puede entrar en crisis.
El amor especular nos impulsa a buscar un «completamiento» en el otro, pero olvida la complejidad y singularidad de la persona que tenemos frente a nosotros.
Laura, nombre ficticio en este artículo, se quejaba durante las sesiones de no poder encontrar nunca al «compañero ideal». Tuvo relaciones con hombres que cumplían con sus ideales y expectativas, pero tan pronto como alguno de sus defectos salía a la luz, la relación fracasaba: «Me daba cuenta de que no eran para mí», decía.
El amor imaginario, en este caso, se manifiesta como una proyección narcisista que escapa a su control, donde la pareja se convierte en un «completamiento» de la imagen de sí misma, que se derrumba tan pronto como la realidad se revela.
2. El Amor Simbólico: El Encuentro de Dos Soledades
El amor en el plano simbólico, según la psicoterapia, representa una dimensión más madura y consciente. Aquí, el amor no surge de la proyección de deseos egoístas e inconscientes, sino del reconocimiento de nuestra incompletitud y fragilidad.
Este tipo de amor nos enseña que nadie puede llenar completamente nuestro vacío interior: el amor es un encuentro entre dos carencias, un puente que une dos soledades.
En esta dimensión simbólica, el amor se convierte en una oportunidad para crecer juntas, sin pretender resolver nuestras heridas a través del otro ni tratar de modificarlo a nuestra imagen. Es un amor que acepta la alteridad y la diferencia, construyendo una relación basada en el respeto y el compartir.
Para alcanzar este grado de amor, es necesario haber experimentado cierta «castración» emocional, y es precisamente esto lo que destaca la psicoterapia, y lo que quiero subrayar en este artículo.
3. El Amor Real: Entre el Placer y el Exceso
El amor real es aquel que rompe con las lógicas del imaginario y el simbólico. Es un amor arrollador, apasionado y, a menudo, destructivo, caracterizado por un exceso que Lacan llama «goce».
Este tipo de amor va más allá de las reglas y los ideales, llevando consigo una intensidad emocional que puede ser tanto exaltante como dolorosa.
Algunos ejemplos de esta dimensión real se pueden encontrar en relaciones tóxicas, como la de una joven que, a pesar de los maltratos continuos, no puede dejar a su pareja.
La consciencia de que se trata de un amor dañino no es suficiente para liberarla, porque el vínculo está alimentado por un goce inconsciente.
Otro ejemplo extremo de amor real podemos verlo en el mito de Medea. Medea, abandonada por su esposo Jasón por otra mujer, mata a sus propios hijos para hacerle daño.
Este gesto dramático muestra cómo el amor real, cuando no acepta la falta, puede convertirse en destrucción. Y los casos de violencia de género que, lamentablemente, llenan los titulares de los periódicos, son otro ejemplo del amor en su vertiente real.
Conclusión
San Valentín y el Día del Amor y la Amistad es una oportunidad para celebrar el amor, pero también para reflexionar sobre sus múltiples facetas. A través de los tres registros de la experiencia humana —imaginario, simbólico y real— podemos comprender mejor las dinámicas que guían nuestras relaciones.
Ya sea un amor idealizado, un amor que enfrenta la carencia o un amor pasional y arrollador.
¿Alguna vez has reflexionado sobre qué tipo de amor vives? Comparte tu experiencia en los comentarios y descubre cómo la psicoterapia puede ayudarte a comprender mejor tus relaciones.
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Psicologo psicoterapeuta
www.estudiopalomino.com